
Es difícil explicar cómo la línea de dibujo de El Niño Rodríguez anuncia la síntesis corrosiva e impiadosa de sus textos pero así sucede. Están esas chicas atómicas que tienen algo de Divito post CArtoon Network o Dios con la apariencia de un Freud geomético. O Tony torres el movilero sensacionalista cuyo remate (“¡Tensa calma!”) se anticipa en esa gestualidad deformada. Esencia de la caricatura como deformación crítica.