En esta entrañable novela hay dos voces. Una es la de Bef, que narra un camino personal que reconocerán todas las personas cercanas a un niño con capacidades diferentes. La otra es la de María, que habla con la potencia y la belleza de un instrumento musical desconocido. Solo hay que aprender a escucharla. Un conmovedor testimonio gráfico sobre la paternidad, la discapacidad intelectual, el amor y la esperanza.