El amor que sentimos por el tigre que come de la mano, como se ha llamado en Japón al más doméstico de los felinos, no es un fenómeno reciente. Venerado por los antiguos egipcios, compañía silenciosa de artistas y poetas, de magos y de brujas, adorado por igual en Oriente y Occidente, en todas las épocas y las culturas el ser humano le rindió culto al gato e intentó dar cuenta de su belleza y misterio. ¿Qué los vuelve seres tan especiales? ¿Por qué nos fascinan tanto?