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Mano de obra

Mano de obra

Seix Barral

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Autor: Diamela Eltit | ISBN: 9789562475679

Al acercarse al libro de la escritora chilena se puede apreciar la existencia de un mundo caracterizado por la deflación ideológica. Tanto el empobrecimiento espiritual como el deterioro físico de los personajes obedecería al dominio permanente del capitalismo en la sociedad. Aquí postulo una concordancia entre el crecimiento material del mundo y la deflación del hombre.

La novela está marcada por las experiencias de voces múltiples que manifiestan su agobio por la presión de mantener un trabajo en el supermercado. Este trabajo no aporta crecimiento alguno a los personajes, al contrario, los disminuye, agrede y anula, convirtiéndolos en esclavos del sistema. En el plano del lenguaje, la novela se encarga de reconstruir una realidad a través de otra realidad puramente verbal cargada de garabatos y de frases que reflejan la violencia como forma de expresión de un pueblo sometido a las circunstancias, y cegado a toda posibilidad de afirmación en medio del caos: "Este saco de huevas quiere que perdamos el trabajo" dijo Enrique. "Culiado envidioso", añadió Gloria. Nosotros asentimos. Y se hacía el huevón esta mierda, quería cagarnos", dijo Isabel. (89)

Además, el empobrecimiento de la vida de los personajes se manifiesta en la enajenación por el trabajo y en una considerable carencia en el mundo de los afectos: "Finalmente, Sonia, se había percatado de que estaba obligada a querernos. Nosotros se lo habíamos exigido. Necesitábamos una cantidad considerable de respeto y de cariño"(108). Esto se corrobora con las ideas planteadas por Marx, el cual afirma que la pobreza del trabajador se acrecienta en la medida que produce más riqueza. Así el trabajador se convierte en mercancía aún más barata cuantos más bienes crea. Por lo tanto, la devaluación del mundo humano aumenta en relación directa con el incremento del valor del mundo de las cosas.

El mundo narrado en "Mano De Obra" expresa a una colectividad incapaz de liderar sus propias vidas situándose como objetos ajenos a sí mismos cuyo centro gira en torno al trabajo en el supermercado: "No estoy enfermo (en realidad) sino que me encuentro inmerso en un viaje de salida de mí mismo" (55). Lo cual se vuelve más comprensible a la luz del planteamiento de Marx, para quien la enajenación del trabajador se expresa en su relación con el trabajo, es decir, cuanto más se gasta el trabajador en su empleo más poderoso se vuelve el mundo de los objetos que crea frente a sí mismo, más pobre se vuelve su vida interior y menos se pertenece a sí mismo.

Por otra parte, siguiendo a la autora Francine Masiello, quien dedica parte de su crítica sobre "Mano De Obra" a la relación del tiempo y el cuerpo, afirma que la degradación física de los personajes obedece al capitalismo, el cual se ha dedicado a regimentar el tiempo, es decir, el espacio laboral controla el tiempo del ser humano. Efectivamente, la acción de la novela se mantiene gracias a la sufrida permanencia de los personajes en su trabajo. En tanto culmina cuando los trabajadores son despedidos del ?súper? arrastrando su propia destrucción a través del consumo de drogas: "Aspirábamos con los ojos completamente en blanco, como si nos hubiesen dado un palo en la cabeza o una descarga eléctrica o nos sorprendieran con la violencia de un manguerazo" (167).

En síntesis, he expuesto que la fuerza del capitalismo arrastra al mundo narrado por Eltit hacia el empobrecimiento espiritual, ideológico y físico de los personajes. Esta visión de la realidad representada en la obra se podría reflejar en nuestra realidad contemporánea que, enmarcada en la urbe emprende una frenética carrera hacia la obtención del poder que ejerce el capital con el fin de consumir todo aquello que se encuentre exento de valores trascendentes para el hombre. Coincidiendo con Masiello, parece que la multitud consumidora de la novela, al igual que la nuestra, fuese una "fiera" que sólo mediante "la ebriedad" es capaz de olvidar "la dimensión de su barbarie".